A veces cuando no me puedo despedir de alguien siento un vacío.
Ver como se marchan tus seres queridos uno tras otro y te das cuenta.
Que la lista de las cosa que NO dijiste,cada vez es mas larga y mas pesada.
No hemos aprendido a mirar de frente a los desafios ni a los adioses.
Soló nos alimenta el egoismo de una orfandad y no sentimos el adios del que se fué.
Quizás estemos a tiempo de aprender, que hay que despedir al que se marcha con alegría,o por lo Menos con serenidad. Dejarle marchar libre y sin el lastre de nuestras lágrimas.
Aprender a despedirse, es tan facíl.
Marchate estaremos bien, hemos tenido mucha suerte de estar a tu lado.
Hasta pronto.
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ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que has escrito sobre "La importancia de despedirse". No hacerlo bien es una puerta abierta a la incertidumbre y un pesado lastre para toda la vida
ResponderEliminarGracias,Amigo.Un abrazo.
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